Pelos de loca, una nueva historia calva

Pelos de loca, fue lo primero que pensé al verla al fondo de la sala. Los familiares se habían ido colocando en la cabecera de su enfermo correspondiente y nosotros éramos los últimos en pasar según una lista que alguien había ido leyendo en el recinto de espera para controlar que no fueran más de dos acompañantes por paciente y de paso hacer más fluida y silenciosa la entrada de la hora de visita.

Pelos de loca
No me fijé en todos, pero imaginé las desafortunadas historias de alguno de los que ocupaban las camas de la gran sala por la que había que pasar sin saltarse a ninguno, como si se tratara de una tienda de Ikea, pero a diferencia de ésta todos estaban revueltos, aquí no habían hecho separación por secciones de cocina, cuartos de baño, sillas, sofás, etc. Por supuesto que en un hospital no sería eso lo de esperar, sino que las secciones de la UCI se me ocurría que podrían haber sido de quemados, golpeados, angustiados y viejos, por ejemplo.
Me fijé en un golpeado, puede que por un coche, con la nariz rota y los ojos morados, al que siguió un viejo con las típicas heridas de la edad. Luego vi una mujer con buen aspecto y completamente despierta, aunque unida como el resto a botellas de plástico, monitores y aparatos mediante un montón de gomas y cables. Aparentemente no debería estar allí, tal vez se tratara de una tremenda equivocación en el área de maternidad, sin duda causada por un atropellado cambio de turno entre las enfermeras de la tarde y las de la noche y otra mujer se encontraría en esos momentos en una cama de planta, angustiada y sin los cables que le tocarían en justicia. Tras un nuevo biombo blanco pasamos a otro golpeado, al que unos soportes metálicos bloqueaban un brazo y una pierna. Si no fuera porque se trataba de un hombre, bien podría haber sido producto de la violencia doméstica o violencia de género. A partir de esa cama giramos a la derecha y ya no me interesé por el resto de enfermos.
Solo veía cada vez más cerca aquellos pelos de loca, pero al llegar a su lado me asaltó una terrible de duda, aquella no me parecía mi hermana, no estaba seguro, detrás de la mascarilla del aire respiraba una cara como mucho más grande e hinchada.

  • ¿Es mi hermana, verdad? – Le pregunté a mi chica.

No recuerdo que fue lo que me respondió, pero entonces abrió los ojos y empezó a balbucear. Acerqué mi oreja a la mascarilla y le pedí que repitiera, no entendí y se lo pedí otra vez y otra vez, hasta que supe que decía:

  • Me duele todo.

Sí, ahora estaba seguro de que era mi hermana, aquellos pelos escondían a medias un apósito en la cabeza que a su vez escondía una brecha que me aseguraron las enfermeras que no tenía mucha importancia y que enseguida pasaría un equipo a reparar con unas cuantas grapas. Lo peor era el golpe del pecho porque aunque ahora parecía respirar con normalidad hasta dentro de unos días no se sabría hasta que punto había afectado al pulmón. En cuanto a las vertebras rotas solo una es posible que necesitara de una intervención, eso sí no antes de una semana, que ahora había otras prioridades.
Por la tarde esperamos con el resto de familiares a ser llamados, pero en esta ocasión no se nombró a mi hermana. Pensé que esta vez a lo mejor habría tenido más éxito con el vuelo y habría dado con la disposición correcta del pelo, consiguiendo planear por el pasillo hasta alguna ventana abierta por la que salir huyendo.
Solo había sido un olvido, ella seguía allí y cuando llegamos a su lado me pidió que la peinara y la llevara a casa. Le dije que tenía muy bonito el pelo y que antes que nada había que arreglar unas cuantas cosillas que se le habían estropeado en el anterior aterrizaje.
Me quede mirando aquellos rizos fijamente y ahora me parecieron realmente bonitos, no sé por qué veía en ellos unos pelos de loca, eran unos cabellos largos de varios colores que iban del dorado al negro, de la tierra al cielo y no solo el pelo, toda ella había entrado en varias dimensiones a la vez. Comprendí en un momento los mundos paralelos y lo terrible que es pertenecer a varios al mismo tiempo.
Todavía no se el final de esta historia, es posible que algún vuelo de resultado y consiga traspasar por fin la puerta que se le cerró la última vez por los pelos.