Alopecia Femenina y la vida de Peggy
– A quien le toca le tocó – Se decía Peggy mientras se miraba al espejo – de todas formas mi alopecia femenina es muy femenina.
De su armario de pelucas sacó la “rubia garçon” y se la puso al revés por probar, luego la dio volumen con los dedos e hizo un gracioso rizo justo en el centro de la frente.
– No se puede negar que todo me queda bien, yo creo que me pongo una fregona y dejo a la altura del betún a Petunia.
Se arrancó la peluca, la tiró al suelo y fue corriendo a por la fregona, la quitó el palo y en un santiamén estaba otra vez delante del espejo atusándose la fregona.
– No señor, so se puede negar, ni alopecia femenina ni cáscaras picantes, cuando una tiene clase lo demás no importa y como vuelva a ver a Petunia tropezando delante de Gustavo le hago la permanente de un bofetón.
En el suelo ya había una pequeña montaña formada por tres pelucas, dos sombreros, la fregona y el turbante que le regaló Gonzo y que le aseguró que había pertenecido a un altísimo príncipe de Jaipur.
– Y esa manía que tiene mi Práctico con la casa, que si tiene que ser fuerte como los robles, ¿no la podía haber hecho como todo el mundo?, no digo yo que fuese como la de sus hermanos Violín y Flautín que se las ve pordioseras, pero esa manía que tiene él con el aire a quien se le diga le da la risa. Y ala de los ladrillos más caros que había y encima paredes dobles. Y luego no hay dinero para nada, como si lo demás no importase.
Sobre la cama volvió a colocar las fichas que cuidadosamente había elaborado con las recetas y tratamientos para la alopecia femenina, “keratina”, “Plasma Rico en Plaquetas”, “Minoxidil”… a la izquierda los que ya había probado y a la derecha los que tenía que probar.
– Otra vez llegamos tarde, pero se puede saber donde se ha metido Práctico, sabe la ilusión que me hace esta fiesta, pero nada que no se puede con él, si no digo yo que no trabaje que eso sí trabajador es un rato, pero hombre que se lo he dicho mil veces, que hoy vienes pronto y te arreglas un poco que vas siempre hecho un adefesio, si es que me pone, me pone…
Estaba dando los últimos retoques a la peluca que guardaba por las noches en la mesilla y que era la que siempre elegía, pues esa media melena acabada con las puntas para arriba y ese color rubio casaban tan bien con sus ojos azules y sus largas pestañas y le daban, o eso creía ella, una expresión tan lánguida que a Gustavo se le quebrarían las ancas nada más verla.
Peggy se asomó por la ventana al oír los gritos.
– ¡Abre mujer, abre rápido por Dios que no la contamos! – Práctico corría como un poseso seguido de Violín y Flautín y a no mucha distancia una bestia negra corría y soplaba, corría y soplaba.
– ¡¡¡Ya he tumbado dos madrigueras con mis potentes soplidos, tumbaré tres y quedaréis digeridos!!!
– No te digo más, Práctico, estás hecho un gorrino, llevo toda la tarde arreglándome para ti. Si te dejo entrar me pagarás el trasplante capilar.
- 2014
- 05 Dic